miércoles, 10 de marzo de 2010

VIENTO


     Estás como vagando, viento. Peinando suavemente trigales dorados. Un mar de espigas abundante en rompientes, en olas sorprendidas, desordenadas, que se derraman hacia el horizonte en una danza continua de miel en catarata.
     Estás de caricias pródigo, pleno, rozando en calma los rostros que te reclaman o las hojas que se escapan contigo en un remolino intenso y sin promesas de retorno. Estás danzando en los cabellos que te interpretan sobre el espacio libre que te pertenece.
     Eres una mezcla de sedas blancas estampadas en tu dominio sin límite, absoluto y perpetuo, que te rondan virgen. Andas coqueteando la piel adormecida donde precipitas un beso suave que se aletarga en tu andar incierto de danzarín inagotable.
     Te llamo viento para atraparte en mi respiro. Te bebo viento de a sorbos sedientos, apremiados por el remanso de tu ser intangible pero cierto.
     Me sorprendes cuando me invitas a vagar ciñéndome a un vuelo principiante y temido. Me fascinas cuando te esparces en una sutil pincelada transparente.
     Te percibo en la llama que se extingue, en el planeo inmóvil de alas silenciosas, en la nube que pasa y nubla, nubla y pasa, rasgando en briznas  sus hechuras algodonadas.
     Te advierto en los álamos que se agitan ingenuos como cascabeles bulliciosos de verde y plata. Te observo en el velero que se escora y avanza y que tripulas apasionado e impetuoso como Telmo.
     Te valoro en la música de violines que interpretas y en los silencios que impones con tu ausencia. Te busco en la frescura de un enero irrespetuoso, en el destino inalcanzable de una mariposa empecinada, en la tempestad que te subleva y te revela.
     Te encuentro y te retengo viento. Para andar contigo tras mis esperanzas e ilusiones. Para que me ayudes a remontar mis fantasías. Para ser lo que no fui. Para ser lo que seré. Gris ceniza esparcida sobre el Paraná embravecido por la irrefrenable rozadura de tus rachas caprichosas.

rescaglione@arnet.com.ar

3 comentarios:

  1. He comprobado que se puede hablar del viento.
    Muy lindo.

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  2. Cuanta poesía. He podido sentir el viento.
    Gracias

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  3. El mismo Ariel de Malvinas.

    Ricardo. He recorrido tus narrativas con detenimiento. Son muy hermosas pero, he quedado asombrado con la poesía que tiene el viento y que nunca había descubierto. Como dicen otros lectores, lograste hablar del viento y lo he sentido.

    Afectuosamente. (corrijo mi olvido: soy de La Plata

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