miércoles, 10 de marzo de 2010

LA NOCHE

     La noche es donde se funde el color con lo ausente. Donde el infinito nos queda próximo, inmediato, al alcance de las manos. Donde se apresuran escurridizos los ángeles para fugarse como repentinos trapecistas por las luminarias suspendidas, pendientes del cielo inagotable.
     La noche es la que nos sorprende constante, renovada de asombros. La que nos regala la suprema conformidad de vivir los espacios que no entendemos, los momentos que deseamos, los pensamientos secretos que elegimos, la canción que cantamos tan íntima, secreta y propia como la tenebrosidad que nos mora y resucita.
     La noche es esa que nos concede vivir en plenitud las sombras que la visten, la magia de la espera, el asombro del encuentro, la fantasía de los sueños y la pasión agitada de deseos. La noche es donde suelen nacer los llantos, sean estos nuevos, bisoños o pretéritos y finales.
     Amo la noche y muero de recelo dentro de su mundo imprevisible. La amo aunque me amedrento en sus profundidades ciegas y en sus entrañas, en donde sólo presagio sus espectros inquietos. Amo la noche. Esa noche, en donde puedo vestirme de besos motivados en la luz y ponerlos a flotar sobre mi almohada. Esa deidad en donde puedo elegir momentos sublimes o, sosegado, adormecerme tímidamente, abrazando al silencio que atrapa una voz, una mirada y una palabra reservada, entrañable, suave y profunda.
     Amo a la noche y también le temo. Le temo a su misterio. Le temo a su dominio hermético y oscuro, le temo por lo que reclama. Le temo por mis ojos abiertos buscando respuestas a las historias que construyo, que imagino. Le temo ¿como no temerle? pero eso, eso no es nada.

rescaglione@arnet.com.ar

2 comentarios:

  1. ¿Como se puede hablar de la noche así?
    Es magico!

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  2. Tengo apenas 14 años. Me he sorprendido porque yo también veo la noche de esta manera. No tan poeticamente pero más o menos igual. Estas cosas deberían ser leídas en las escuelas.

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