jueves, 11 de marzo de 2010

¡AQUI ESTA JOSE!

     El viento rasga un terciopelo albo e incómodo. Es el que se adueña de las cumbres y del paisaje absoluto y quimérico. Una pintura intimidante custodiada por cóndores, por nubes que coquetean las profundidades sobre el ajustado hilván de andinas vértebras perpetuas.
     Las manos mendocinas son como hojas en medio de un viento inadecuado, despidiendo las columnas confundidas en rezos y fiereza.
     En el pueblo, las damas han dejado su sangre en cada pespunte. Los paños patrios deberán ser fuertes, resistentes, para soportar la ventisca sobre la trama ceñida. Su celeste es un cielo interminable y desmedido. Su blanco, está en las alas y en el vuelo de una paloma libre.
     Todos juntos enfrentarán los macizos severos que esperan como erguidos soldados sin bayonetas ni clarines.
     Más allá de ellos, está su historia y las historias. Más allá de ellos, está su espíritu abierto a la gloria, a la libertad que le importa por sobre todas las honras. Él y sus hombres lo harán posible.
     La cordillera espera al General, lo observa con respeto. Los pueblos hermanos lo aguardan esperanzados.
     El tiempo transcurre allende de los montes gigantes. Destellos de espadas estallan en el espacio distante. Los fusiles apuntan y descargan estampidos azules y hacen estremecer la tierra fertilizada con coraje. Luego el silencio y un aroma agrio que se entromete entre la sangre y el reposo.
     Desde su altura dominante, los Andes saben antes que nadie de la victoriosa gesta y entienden de regresos enervados.
     Desplegarán entonces una manta de orgullo y piedras. Pondrán en sus entrañas un alerta para anunciar la hazaña. Vestirán sus picos de blancos ponchos, despertarán a las aves y cubrirán abismos con el clamor profundo que crecerá sereno.
     Al tiempo en que la soldadesca advierta nuevamente un horizonte llano, la montaña echará una salva de voces por los desfiladeros. Un eco recorrerá la prudencia de las huestes sorprendidas y exhaustas y, el viento, llevará por los rincones extensos la buena nueva.
     Cuando él vuelva, caminará lento, montando en un corcel de sentimientos. La Patria escuchará que ha regresado el hombre, el militar, el estratega.
     ¡Griten Hermanos! ¡Griten patriotas! ¡Aquí está José, el Libertador de América!


rescaglione@arnet.com.ar

7 comentarios:

  1. Genial!!!!
    Felicitaciones.

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  2. Vivo en Chile y soy argentino.
    Me ha emocionado vuestro relato. Tiene un poder de narrativa muy bello.
    Le he pasado su bolg a amigos chilenos y han quedado encantados.
    Mis saludos y felicitaciones.
    San Martín merece estas "Miradas"

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  3. Por Dios!!!! Que bello!!!!

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  4. roberto y silvanamartes, 01 junio, 2010

    Somos Sanmartinianos.
    Sensacional!!!!
    El Padre de la Patria está vivo en cada una de tus palabras que hacen adivinar su nombre.
    Estupendo!

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  5. Bravo!!!!!!!!!

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  6. Adrian Martinez Calvomartes, 07 septiembre, 2010

    Ha quedado sorprendido por vuestra manera de contar, de narrar semejante hecho historico con tanta síntesis ue lo hace estupendo.
    Es recomendable su lectura
    Otras obras son hermosas y algunas serán más para aquellos que sientes su ciudad.
    Lo felicito. Encontré su blog por casualidad y me enganché.

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  7. Que bueno!!!! Enganché su blog y me quedé asombrado.
    El tratamiento de el Padre de la Patria no puede ser más maravilloso tratado en pocas palabras.

    Abrazo amigo!!! Que pena que escritores como usted queden en el anonimato.

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